lunes, 29 de junio de 2009

Elorriaga, Unai - 'Un tranvía en SP'

“Y luego me dice que el sofá tiene que estar muerto de hambre para tragarse una cosa tan amarga como yo.

A marcos le miro con envidia. La verdad es que todo lo que miro ahora lo miro con envidia. A Sergei Stajanov también, y a los escaladores, y a los niños que se caen por las escaleras. Y se me empieza a ocurrir que si Dios empezase a jugar a quitar años a la gente y me quitase cincuenta o sesenta años, lo primero que haría es coger la bicicleta. Sería coger la bicicleta para ir a Irlanda a andar en la hierba que es como un colchón de hierba. Eso parece en la televisión. También podría ir a Praga o a Belgrado o a cualquier ciudad que sale en los telediarios, porque el tráfico parece más modesto que aquí. Y Rosa estaría viva, claro, y le cogería la cintura para bailar hasta ahogarnos. Algún vals y algún tango. Los pulmones nos aguantarían una hora más o menos. Luego nos iríamos a la habitación, y Rosa no me diría que no, después de haber estado tantos años muerta. Tienen que ser bonitas las habitaciones de los hoteles de Praga. Y se nos pegarían las sábanas al sudor del baile. Y haríamos un poco más de sudor nuevo”

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